Colaboro activamente con personas con discapacidad intelectual y del desarrollo para que el ejercicio físico se convierta en una práctica habitual en nuestras escuelas, centros de salud y bienestar.
Una de las experiencias que más me inspira es haber acompañado a Chris Nikic, un ejemplo de autodisciplina y fortaleza, en el Ironman de Roth en julio de 2024 y en diversas carreras de resistencia.
En noviembre de 2020, Chris marcó un hito al convertirse en la primera persona con síndrome de Down en completar un Ironman, rompiendo barreras y abriendo nuevos caminos en el deporte.
Más allá de sus récords y reconocimientos internacionales—entre ellos un récord Guinness, premios ESPY, su nombramiento como embajador de las Olimpiadas Especiales y del Ironman, y su ingreso al Salón de la Fama del Deporte de Florida—lo que verdaderamente resalta en Chris es su capacidad para transformar desafíos en oportunidades. Su lema “1% Better”, ideado por su padre, refleja una mentalidad de mejora constante que le permite progresar día a día y que inspira a todos a su alrededor.
Pero mi labor no se limita a Chris. También tengo el privilegio de trabajar como guía para otros atletas con neurodivergencias y para personas ciegas, apoyándoles en su camino hacia la superación personal a través del deporte. Guiar a estos atletas ha sido para mí una experiencia profundamente enriquecedora, un recordatorio diario de la importancia de compartir conocimientos y de apoyar a quienes nos enseñan, con su ejemplo, que el deporte es un camino hacia la inclusión y el empoderamiento.
Con la filosofía de “de papelera en papelera” en el corazón, aprendemos a concentrarnos en el pequeño siguiente objetivo y, poco a poco, a ir más allá, transformando cada kilómetro recorrido y cada obstáculo superado en una lección de vida.
Es un honor ser testigo del crecimiento y la tenacidad de estos atletas, y ver cómo, con positividad y un coraje inquebrantable, logran alcanzar metas que parecían inalcanzables, inspirándonos a todos a descubrir y celebrar el potencial que reside en cada uno de nosotros.
Prohibida la reproducción en soporte impreso, audiovisual o virtual sin autorización escrita.
Hoy hablamos de algo invisible. Algo que no puedes ver, pero que te acompaña desde que naciste. Algo que influye en cómo digieres, cómo duermes, cómo sientes, cómo piensas… y hasta en cómo te enfrentas al dolor.
Hoy hablamos de tu microbiota intestinal, ese ejército de bacterias, virus y hongos que conviven contigo —y que a veces, cuando tú estás estresado, también lo están.
Nuestra invitada es la doctora María Dolores de la Puerta, quien se licenció en Medicina y Cirugía en la Universidad de Murcia en 1991. Inicialmente formada como cirujana plástica, su inquietud personal y espíritu curioso la llevaron hacia el fascinante mundo de la microbiota intestinal alrededor del año 2000. Desde entonces, ha dedicado su carrera a ayudar a sus pacientes a restaurar la homeostasis intestinal y mejorar su salud, especializándose en el tratamiento de patologías asociadas a la disbiosis intestinal. A lo largo de su carrera, la Dra. De la Puerta ha evolucionado su práctica médica para concentrarse en tratar a pacientes con patologías relacionadas con la disbiosis intestinal. Miembro de varias sociedades médicas y con un profundo compromiso con la investigación continua, ella ha aplicado innovaciones científicas en tratamientos clínicos que han transformado la vida de muchos.
La Dra. María Dolores de la Puerta es autora de varios libros: «Un intestino feliz», en el que explora la profunda conexión entre la microbiota intestinal y la salud mental y su última publicación: «La microbiota estresada», Un libro que no solo explica lo que ocurre en el intestino, sino que conecta la ciencia con la vida real: con la infancia, con el duelo, con el cansancio crónico, con la salud mental, con las emociones que a veces no sabemos nombrar.
Podéis encontrarlos en vuestra librería de confianza o aquí:
– La microbiota estresada https://amzn.to/3Xsvd3c
– Un intestino feliz: https://amzn.to/4iBRXFN
¿Puede una mala digestión venir de una ruptura emocional? ¿Puede un niño triste tener también una microbiota triste? ¿Qué tiene que ver lo que sentimos con lo que comemos?
Hoy vamos a intentar entender por qué cuidar nuestras bacterias es, quizá, una de las formas más profundas de autocuidado.
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